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Puerto Rico tiene la fortuna de estar rodeado de mar y playas, además de nuestro clima cálido y tropical nos permite disfrutar durante todo el año de nuestras costas. Sin embargo, esta cercanía trae consigo la responsabilidad de proteger nuestros arrecifes de coral; ecosistemas que sostienen la biodiversidad marina, protegen nuestras costas contra la erosión y son esenciales para la pesca local.

El aumento de la temperatura del agua durante el 2025, documentado a través del informe Análisis de los riesgos de calor extremo y de blanqueamiento masivo de corales (Vol. 3.4) que presenta la Sociedad Ambiente Marino (https://sampr.org), nos indica que la totalidad de los arrecifes en Puerto Rico se encuentran bajo un riesgo inminente de blanqueamiento de corales. Esto, además del comportamiento humano, pone en riesgo su supervivencia. Muchas veces no somos conscientes de cómo nuestras acciones afectan estos hábitats. Por ejemplo, al llevar a nuestros niños a la playa, coger estrellas de mar, caracoles o corales puede parecer inofensivo, pero estos organismos son hogar y alimento para muchas especies, y su extracción altera el equilibrio natural.

Las embarcaciones operadas inapropiadamente, los anclas que caen sobre los corales, el oleaje generado por el exceso de velocidad y la contaminación marina son amenazas reales. La clave está en aprender a disfrutar del mar sin dañarlo, un compromiso que debemos asumir todos, desde familias hasta operadores de embarcaciones.
Es vital proteger nuestros recursos costeros y los arrecifes de coral para cuidar la vida que depende de ellos. Al conservar los terrenos, sembrar árboles, mantener la calidad del agua y reducir las escorrentías ayudamos a que estos ecosistemas sigan siendo fuertes y saludables. Algunas acciones concretas incluyen:
No tocar, ni remover corales y organismos marinos, recuerda que son parte de ecosistema vivo. Usar bloqueadores solares minerales, es la mejor alternativa para la salud de tu piel y para no contaminar el agua. Mantener las playas y fondos marinos libres de basura. Evitar los utensilios de un solo uso. Opta por alternativas reusables de utensilios, bolsas, botellas y recipientes de comida. Debemos respetar las normas de navegación y áreas protegidas, evitando anclar en zonas de corales, hierbas marinas y manglares. Al anclar utilizar las boyas designadas o buscar fondos arenosos. Promover la pesca responsable y no extraer especies protegidas. Estar atento a las publicaciones de los periodos de vedas. Apoyar proyectos de restauración de corales con tu aportación monetaria, como voluntario o difundiendo su importancia. Educar a las nuevas generaciones sobre la importancia de estos ecosistemas, enseñando a los niños a respetar la vida marina. Solicitar y apoyar leyes que protejan los recursos naturales de nuestra isla. Proteger los arrecifes no es solo un acto ambiental; es responsabilidad cultural, educativa y económica. Cada acción cuenta. Enseñar a nuestros hijos a respetar la vida marina garantiza que Puerto Rico siga siendo un paraíso que podamos cuidar y disfrutar por generaciones.